viernes, 22 de mayo de 2020

EXAMEN 3ª EVALUACIÓN


IES VICTORIA KENT                      EXAMEN DE HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
(Torrejón de Ardoz)                                   JUNIO CONVOCATORIA ORDINARIA

Nombre:                                                                                               Curso:                    GRUPO:

POSIBILIDAD 1:
Elegir una de las dos opciones A o B y responder a todas las preguntas de la opción elegida.

 POSIBILIDAD 2:
Combinar las preguntas de ambas opciones de la siguiente forma:
— contestar una pregunta a elegir entre las preguntas A.1 o B.1. (la del texto), y, además,
— contestar tres preguntas a elegir entre las preguntas A.2, B.2, A.3, B3, A4 o B4.

TIEMPO Y CALIFICACIÓN: 90 minutos. Cada una de las preguntas tiene una calificación de 2,5 puntos.

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OPCIÓN A

«Por tanto, si las virtudes no son ni pasiones ni facultades sólo queda que sean hábitos. Con esto está dicho qué es la virtud genéricamente.
Pero es menester decir no sólo que es un hábito, sino además de qué clase. Hay que decir, pues, que toda virtud perfecciona la condición de aquello de lo cual es virtud y hace que ejecute bien su operación: por ejemplo, la excelencia del ojo hace bueno al ojo y su función (pues vemos bien por la excelencia del ojo); así mismo la excelencia del caballo hace bueno al caballo y lo capacita para correr, para llevar al jinete y afrontar a los enemigos. Si esto es así en todos los casos, la virtud del hombre será también el hábito por el cual el hombre se hace bueno y por el cual ejecuta bien su función propia. Cómo es esto así en parte lo hemos dicho ya; pero se aclarará aún más si consideramos cuál es la naturaleza de la virtud. En todo lo continuo y divisible es posible tomar más o menos o una cantidad igual, y esto o desde el punto de vista de la cosa misma o relativamente a nosotros; y lo igual es un término medio entre el exceso y el defecto.»

(Aristóteles: Ética a Nicómaco, Libro II, 6)

En este texto el autor reflexiona sobre la Ética.


A.1 Exponga las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas.

A.2 Exponga el problema de la realidad (ontología/metafísica) en un autor o corriente filosófica de la época clásica.

A.3 Exponga el problema de la sociedad/política en un autor o corriente filosófica de la época medieval.

A.4 Exponga el problema del ser humano (antropología) en un autor o corriente filosófica de la época contemporánea.

OPCIÓN B

«Todas estas cláusulas bien entendidas se reducen a una sola, a saber: la enajenación total de cada asociado, con todos sus derechos, a favor de la comunidad; porque, en primer lugar, dándose cada uno por entero, la condición es la misma para todos; y siendo la condición igual para todos, nadie tiene interés en hacerla molesta para los demás.
[…]
En fin, dándose cada individuo a todos, cada uno no se da a nadie en particular; y como no hay socio alguno sobre quien no se adquiera el mismo derecho que uno cede, se gana en este cambio el equivalente de todo lo que se pierde, y una fuerza mayor para conservar lo que se tiene.

Si quitamos pues del pacto social lo que no es de su esencia, veremos que se reduce a estos términos: cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general; y cada miembro es considerado como parte indivisible del todo.»

(Rousseau, Del contrato social I)

En este texto el autor aborda el problema de la Sociedad (Política)

B.1 Exponga las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas.

B.2 Exponga el problema de Dios (teología) en un autor o corriente filosófica de la época medieval.

B.3 Exponga el problema del conocimiento (gnoseología) en un autor o corriente filosófica de la época moderna.

B.4 Exponga el problema de la sociedad/política en un autor o corriente filosófica de la época contemporánea.


viernes, 8 de mayo de 2020

ESTRUCTURA DEL EXAMEN

Según la información que nos ha mandado la Comisión de la EVAU, esta será la estructura del examen de Historia de la Filosofía:

- El examen presentará dos opciones: Opción A y Opción B.
- Cada "Opción" presentará un pequeño texto de uno de los autores vistos en clase durante el curso y cuatro preguntas:
                                 Opción A: Texto 1 más preguntas A1, A2, A3 y A4.
                                 Opción B: Texto 2 más preguntas B1, B2, B3 y B4.
- Después de leer atentamente el examen, deberás escoger una de las dos posibilidades siguientes          para su realización:

    POSIBILIDAD 1:
Elegir una de las dos opciones A o B y responder a todas las  preguntas de la opción elegida.

    POSIBILIDAD 2:
Combinar las preguntas de ambas opciones de la siguiente forma:
— contestar una pregunta a elegir entre las preguntas A.1 o B.1. (la del texto), y, además,
— contestar tres preguntas a elegir entre las preguntas A.2, B.2, A.3, B3, A4 o B4.

TIEMPO Y CALIFICACIÓN: 90 minutos. Cada una de las preguntas tiene una calificación de 2,5 puntos.


EJEMPLO DE EXAMEN


 OPCIÓN A 


TEXTO 


    «Para procurar ahora extender mi conocimiento, seré circunspecto y consideraré con cuidado si no podré descubrir en mí otras cosas más de las que no me he apercibido todavía. Estoy seguro de que soy una cosa que piensa; pero ¿no sé también cuáles son los requisitos precisos para estar cierto de algo? Desde luego, en este mi primer conocimiento nada hay que me asegure su verdad, si no es la percepción clara y distinta de lo que digo, la cual no sería, por cierto, suficiente para asegurar que lo que digo es verdad, si pudiese ocurrir alguna vez que fuese falsa una cosa concebida por mí de ese modo claro y distinto; por lo cual me parece que ya puedo establecer esta regla general: que todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente son verdaderas» (RENÉ DESCARTES, Meditaciones metafísicas). 


En este texto, Descartes reflexiona sobre el problema del conocimiento. 


Cuestiones: 

1. Exponga las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas. 

2. Exponga el problema de Dios en un autor o corriente filosófica de la época medieval. 

3. Exponga el problema de la sociedad y/o política en un autor o corriente filosófica de la época moderna. 

4. Exponga el problema del ser humano en un autor o corriente filosófica de la época contemporánea.    

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OPCIÓN B 

TEXTO

  «Un acontecimiento sigue a otro, pero nunca hemos podido observar un vínculo entre ellos. Parecen conjuntados, pero no conectados. Y como no podemos tener idea de algo que no haya aparecido en algún momento a los sentidos externos o al sentimiento interno, la conclusión necesaria parece ser la de que no tenemos ninguna idea de conexión o poder y que estas palabras carecen totalmente de sentido cuando son empleadas en razonamientos filosóficos o en la vida corriente» (DAVID HUME, Investigación sobre el entendimiento humano). 


Este texto trata sobre la noción de causa. 


Cuestiones: 

1. Exponga las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas. 

2. Exponga el problema del ser humano en un autor o corriente filosófica de la época medieval. 

3. Exponga el problema de Dios en un autor o corriente filosófica de la época moderna. 

4. Exponga el problema de la ética y/o moral en un autor o corriente filosófica de la época contemporánea




Si tenéis alguna duda, preguntadme en la classroom, por favor.



REPASO, ACTIVIDADES Y EXAMEN


Hola a todos,
quiero en primer lugar felicitaros por el buen trabajo que ya habéis hecho y continuáis haciendo. Seguid así.
Alguno de vosotros me ha preguntado cómo va a ser la evaluación, tanto de esta tercera —en la que estamos inmersos— como de las dos evaluaciones anteriores. Como ya sabíais desde el principio de curso, la evaluación es continua. Así que, para nosotros, las notas de la primera y de la segunda evaluación son orientativas. Si recordáis, en la segunda evaluación entraba también todo lo visto en la primera. Os queda, pues, un último examen por hacer en el que "entra todo", como diríais vosotros. Es decir, entran todos los autores que habéis visto a partir de Platón (incluyéndole). Os los recuerdo:
Filosofía antigua:
- Platón.
- Aristóteles.
Filosofía Medieval:
- San Agustín de Hipona.
- Santo Tomás de Aquino.
Filosofía Moderna:
- R. Descartes.
- D. Hume.
- J.J. Rousseau.
- I. Kant.
Filosofía Contemporánea:
- K. Marx
- F. Nietzsche.

Estos son los autores que hemos visto y entran en el examen de la tercera evaluación. Además del examen se tendrán en cuenta, las tareas y ejercicios que habéis entregado, estáis entregando y vais a seguir entregándome. Estos ejercicios (entregados y bien hechos) supondrán hasta el 40% de la nota final del curso. El otro 60% será la nota del examen. El examen tendrá lugar el próximo día 22 de Mayo, día de Santa Rita (abogada de causas imposibles..., a alguno le vendrá bien) a las diez de la mañana. Como ya sabéis, y dado que la mayoría ya ha hecho algún examen online, os mandaré el examen por aquí y por classroom. Tendréis una hora y media para hacerlo. Al terminarlo me lo mandáis, junto con el vídeo de verificación. Para aquellos de vosotros que no hayáis hecho ningún examen online y ningún "vídeo de verificación" os prepararé una prueba días antes del examen. Si tenéis alguna duda, preguntadme.
Ánimo.
Rafa

lunes, 4 de mayo de 2020

HUMOR Y NIETZSCHE

A veces es útil saber un poco de Filosofía...






3.     El superhombre (Übermensch).

Nietzsche señala —tal y como vimos arriba en la crítica los valores morales— como condición para la aparición del superhombre la muerte de Dios. El superhombre que anuncia Zaratustra no es, pues, sino el nuevo hombre. Pero es, como ya hemos adelantado, fundamentalmente un tipo moral. Nietzsche no es racista ni piensa que el superhombre deba aparecer como resultado de la evolución biológica. En el Prólogo de Así habló Zaratustra se limita a anunciarlo, contraponiéndolo al «último hombre», es decir, «al hombre más despreciable, el incapaz de despreciarse a sí mismo». Pero el anuncio de Zaratustra sólo provoca la burla de la multitud: «iDanos ese último hombre, Zaratustra —gritaban—, haz de nosotros esos últimos hombres! ¡EI superhombre te lo regalamos!» (Pról., 4-5). No es, pues, algo que todos puedan entender. Y su libro es un libro «para nadie». Cómo aparecerá el superhombre es algo que Nietzsche no explica. Quizá hay que entender que lo traerá el eterno retorno, y que el superhombre es el «hombre primero», el inocente hombre primitivo que aún perdura en los presocráticos.
En cualquier caso, Nietzsche presenta al superhombre como el fruto de «tres transformaciones: «cómo el espíritu se convierte en camello, el camello en león, y el león, por fin, en niño». El camello se arrodilla para cargar con el peso que le arroja el gran dragón: «¡Tú, debes!». Pero entonces el espíritu se transforma en león que quiere conquistar su libertad, arrojar los antiguos valores y poder decir: ¡Yo, quiero! Pero todavía no es capaz el león de crear nuevos valores. Para eso hace falta que el espíritu se transforme en niño:

«Decidme, hermanos míos... ¿Qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacerlo? ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse en niño? Inocencia es el niño y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí. Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo. Así habló Zaratustra». (Así hablo Zaratustra, 1 «De las tres transformaciones-)







El superhombre, por tanto, posee la inocencia de un niño, está más allá del bien y del mal, es «el primer hombre, un nuevo comienzo en el eterno retorno, posee el poder de crear valores, vive fiel a la tierra. En resumen, el superhombre no es sino la encamación de todo el mensaje de Nietzsche. No es un personaje terrible: es un niño. Traduce un fragmento de Heráclito que Nietzsche no se cansa de citar, explicita o implicitamente: «El tiempo es un niño que mueve las piezas del juego: ¡gobierno de un niñol» (Fr. 52).

miércoles, 29 de abril de 2020


2. El eterno retorno.

Según Nietzsche, éste es el tema clave de Zaratustra (especialmente de su Tercera parte). El tema está tomado de la mitología y de los presocráticos, pero en Nietzsche apenas si tiene sentido cosmológico. Sin embargo, en su último libro titulado La voluntad de poder intenta refutar la concepción lineal y teleológica del Universo: «Si el Universo tuviese una finalidad, ésta debería haberse alcanzado ya. Y si existiese para él un estado final, también debería haberse alcanzado». De este modo, Nietzsche afirma que no hay más mundo que éste, negando así el «transmundo» platónico y el «otro mundo» cristiano. Este es nuestro único mundo, y toda huida a otro mundo es una pérdida de la realidad. Por tanto, hay que permanecer «fieles a la tierra»;

«¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra, y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no. En otro tiempo, el delito contra Dios era el máximo delito, pero Dios ha muerto y con El han muerto también esos delincuentes. iAhora lo más horrible es delinquir contra la tierra y apreciar las entrañas de lo inescrutable más que el sentido de aquélla! En otro tiempo el alma miraba al cuerpo con desprecio: y ese desprecio era entonces lo más alto: el alma quería el cuerpo flaco, feo, famélico. Así pensaba escabullirse del cuerpo y de la tierra» (Así habló Zaratustra, Pról., pp. 34-35).

El «eterno retorno» adquiere, entonces, un sentido axiológico (estimativo o valorativo): es la suprema formula de la fidelidad a la tierra, del «sí» a la vida y al mundo que pronuncia la voluntad de poder. Y Zaratustra es, justamente, «el profeta del Eterno Retorno». En esta fórmula une Nietzsche simultáneamente dos afirmaciones: 1) el valor o la «inocencia» del devenir y la evolución (a favor de Heráclito y contra el platonismo); 2) el valor de la vida y la existencia (contra cualquier doctrina pesimista). El eterno retorno simboliza, en su eterno girar, que este mundo es el único mundo (una historia lineal conduce hacia «otro» mundo); además afirma que todo es bueno y justificable (puesto que todo debe repetirse). La imagen de un mundo que gira sobre sí mismo, pero que no avanza —como una peonza—, es la imagen de un alegre juego cósmico, de una canción de aceptación de sí mismo, de bendición de la existencia. Nietzsche presenta a Zaratustra como un «danzarín».





La fórmula del eterno retorno expresa, pues, el deseo de que todo sea eterno, «el amor fati [amor al destino]: el no querer que nada sea distinto, ni en el pasado, ni en el futuro, ni por toda la eternidad» (ibid., p. 54). De este modo, la filosofía de Nietzsche se convierte en una filosofía afirmativa, a pesar de aparecer, tan frecuentemente, como una filosofía que sólo sabe decir «no» (sólo dice «no» a lo que Nietzsche considera negativo y destructivo).

lunes, 27 de abril de 2020

SEGUNDA PARTE: LA PROPUESTA NIETZSCHEANA



VITALISMO: EL MENSAJE DE ZARATUSTRA

Así habló Zaratustra es la obra fundamental de Nietzsche. En ella se contiene lo esencial de su mensaje. Nietzsche sustituye a Dioniso por Zaratustra, un nuevo y más poderoso símbolo. Pero, ¿quién fue Zaratustra?

Zaratustra —o Zoroastro, para los griegos– vivió entre los años 700-630 (o 600). Fue una especie de profeta persa oriental que a los treinta años recibió su primera revelación religiosa. Su doctrina se encuentra recogida en diecisiete cantos que forman la parte más antigua del Avesta. La parte esencial del mensaje de Zaratustra es un monoteísmo que contiene un dualismo: la lucha entre los dos “Manyu”, o «espíritus», el del bien y el del mal.











Nietzsche escoge la figura de Zaratustra, ya que ve en él al posible «creador de la nueva moral», invirtiendo su significación histórica, lo que le convierte en aquel que supera la moral (antigua, vieja, judeocristiana), en el que va «más allá del bien y del mal». Sin embargo, en su afirmación de la vida y de la voluntad de vivir, en su decir «sí» al mundo, Zaratustra representa lo mismo que Dioniso. Su gran enemigo es también Sócrates, Platón y todo lo que ellos representan. Sólo que ahora Nietzsche representa a ese enemigo en la civilización «cristiana». Dioniso contra Sócrates; Zaratustra contra el «cristianismo».

Así habló Zaratustra se divide en un prólogo y cuatro partes (compuestas en poemas sin enlace aparente). El prólogo presenta la antítesis del superhombre y el «último hombre». La primera parte desarrolla el tema del superhombre y la «muerte de Dios». La segunda se centra en la «voluntad del poder-. La tercera —núcleo fundamental de la obra— expone la idea clave del «eterno retorno-. La cuarta parte, centrada en el capítulo sobre los «hombres superiores», no añade casi nada nuevo. En conjunto, la obra, llena de alegorías y escrita con un estilo que la convierte en una joya de la literatura alemana, es de difícil interpretación. Las alusiones a la Biblia —que es la gran antítesis del Zaratustra— son continuas.


1.    El concepto fundamental: la Voluntad de Poder (Wille zur Macht).

El Nietzsche siempre enfermo nos confiesa que intentó sanarse a sí mismo y que «así descubrí de nuevo la vida […] y convertí mi voluntad de salud, de vida, en mi filosofía» (Ecce Homo, p. 24). El mundo, el hombre, la vida son voluntad de poder. Pero ¿qué significa esta expresión? Nietzsche no la define claramente en ningún sitio (nunca lo hace), pero se refiere a ella con mucha frecuencia. En primer lugar, no es la «voluntad» de los psicólogos (una voluntad abstracta e indiferente). Ni tampoco coincide con la «voluntad» de Schopenhauer. Tampoco es la «voluntad de verdad» del hombre teórico (simple reflejo pasivo del mundo); o la voluntad que busca el placer y evita el dolor (el dolor no es algo negativo, según Nietzsche: actúa como estimulante de la voluntad). Ni siquiera es, simplemente, una «voluntad de vida».
Al contrario, la vida es voluntad de poder, y esta última es la voluntad de ser más, vivir más, superarse, demostrar una fuerza siempre creciente, en una palabra, es voluntad de crear: «Soy aquel —dice Zaratustra— que es impelido a superarse a sí mismo constantemente». Y, más que una «facultad» del hombre, es todo el conjunto de fuerzas y pulsiones que se dirigen «hacia» (zur) el «poder» (tal y como se ha definido). No es correcta, pues, una definición estrictamente «biologista» de esta voluntad (Nietzsche critica a Darwin), ni menos todavía una interpretación política o racista. El texto del Zaratustra que mejor expresa lo que es la voluntad de poder se titula De la superación de sí mismo:

«En todos los lugares donde encontré seres vivos, encontré voluntad de poder; e incluso en la voluntad del que sirve encontré voluntad de ser señor. [...] Y este misterio me ha confiado la vida misma. Mira, dijo, yo soy lo que tiene que superarse siempre a sí mismo. En verdad, vosotros llamáis a esto voluntad de engendrar o instinto de finalidad, de algo más alto, más lejano, más vario: pero todo esto es una única cosa y un único misterio. En verdad, yo os digo: ”¡Un bien y un mal que fuesen imperecederos no existen!”. Por sí mismos deben una y otra vez superarse a sí mismos. Y quien tiene que ser un creador en el bien y en el mal: en verdad ése tiene que ser antes un aniquilador y quebrantar valores. Por eso el mal sumo forma parte de la bondad suma: mas ésta es la bondad creadora. ¡Hay muchas cosas que construir todavía! Así habló Zaratustra». (Así habló Zaratustra, II, Alianza, pp. 169 y s.).

El preponderante interés de Nietzsche por los valores morales hace que la voluntad de poder sea, en gran medida, voluntad creadora de valores (y aniquiladora de los anteriores valores). Pero en los fragmentos póstumos, esta voluntad posee también una dimensión cósmica:

«¿Queréis saber qué es para mí "el mundo"? […..] Es un monstruo de fuerza, sin principio ni fin, una magnitud férrea y fija de fuerzas que ni crece ni disminuye, y que únicamente se transforma; un juego de fuerzas y un mar de fuerzas tempestuosas que se agitan y transforman desde toda eternidad y vuelven eternamente sobre sí mismas en un enorme retorno de los años [...] Este es mi mundo dionisíaco, que se-crea-eternamente-a-sí-mismo, y que se destruye-eternamente-a-sí-mismo, sin meta. ¿Queréis un nombre para este mundo? ¿Y una solución para todos sus enigmas? ¿Queréis una luz para todos vosotros, los desconocidos, los fuertes, los impávidos, los hombres de media-noche? Este mundo es la voluntad de poder, y nada más que eso. ¡Sed vosotros también esa voluntad de poder y nada más que eso!» (La voluntad de poder, aforismo 1067; en la ed. Schlechta, |I, pp. 916-917).

Este texto sintetiza la «cosmología» de Nietzsche, de tipo vitalista y opuesta, por tanto, a la cosmología mecanicista. Introduce, además, en el segundo gran tema de su pensamiento: el eterno retorno.